ROTURA FIBRILAR
¿Qué es?
Una rotura fibrilar es también, como más comúnmente se le llama, un desgarro muscular. Es más intenso que una elongación muscular o un tirón.
Es muy importante, en estos casos hacer un diagnóstico acertado ya que de este va a depender el tratamiento que se va a llevar a cabo.
Para darnos cuenta de que estamos ante una rotura fibrilar, el dolor es similar al de una pedrada en la zona afectada y en muchos casos al paciente puede salir un hematoma.
No hay un sitio concreto del cuerpo en el que salga una rotura fibrilar ya que puede aparecer en cualquier músculo.
Aun así, las roturas fibrilares son muy frecuentes en ciertos deportes explosivos como pueden ser el fútbol, el baloncesto, el atletismo… Los tipos de roturas más comunes en estos deportes son las roturas de fibras en isquiotibiales y gemelos debido a que en esa zona se aplica mucha fuerza.
Tipos de roturas fibrilares
En muchas ocasiones, si una rotura fibrilar es muy pequeña, es difícil de identificar y se suele confundir con una contractura.
Sin embargo, si la rotura es más significativa hay varias evidencias que nos indicarán que estamos ante ella. Algunas de estas evidencias son: dificultad para continuar con la actividad que se estaba realizando, dolor agudo, hematoma, inflamación… Esto nos indicará que estamos ante una rotura fibrilar y no ante una contractura ya que esta solo ocasiona una pequeña molestia en la parte afectada. Aun así, la contractura puede ser un previo aviso de que podemos sufrir una rotura fibrilar.
Según la gravedad de la rotura fibrilar se puede clasificar en:
- Grado I, rotura fibrilar: Escasas fibras afectadas. Se produce una leve distensión muscular y el paciente sufre muy leves dolores.
- Grado II, rotura parcial: Más fibras rotas que el anterior y la zona se inmoviliza.
- Grado III, rotura total: El vientre muscular se rompe y puede llegar a necesitar, incluso operación. Al paciente le genera inmovilidad.